La semana pasada, la compañía Arianespace confirmaba la fecha de lanzamiento del Ariane 5 ECA desde su Centro Espacial en la Guayana Francesa, para el 24 de Febrero a las 23:11h, hora española. A bordo del Ariane 5 esperaban los satélites ‘Spainsat’ y ‘Hot Bird 7A’. El lanzamiento estaba inicialmente previsto para dos días antes, pero fue atrasado al detectarse un fallo en una de las resistencias de la plataforma de lanzamiento, y posteriormente en uno de los giróscopos del cohete. Las piezas fueron sustituidas sin mayores contratiempos.
Testigo española del lanzamiento fue la presidenta de Hisdesat, Petra Mateos-Aparicio, mientras que una delegación española con el ministro José Bono como máximo representante monitorizó el lanzamiento desde la base de Torrejón en Madrid.
‘Spainsat’ tenía previsto un viaje de 28 minutos y 7 segundos acoplado al Ariane. Pasado ese tiempo debía soltarse, desplegar sus alas y encender motores hasta colocarse en órbita a unos 30 grados latitud oeste. Cinco minutos después hará lo propio el ‘Hot Bird 7A’.
El camino de ‘Spainsat’ desde su construcción hasta su puesta en órbita ha sido largo y doloroso. La multinacional norteamericana Loral se hizo cargo del proyecto en un momento no muy favorable para ellos económicamente hablando. En diciembre de 2003, poco después de terminar la construcción del satélite, fue llevado sometido a diversas pruebas en la factoría de Boeing, con tal mala suerte que uno de sus amarres se soltó, precipitándose el satélite contra el suelo y causando numerosos daños que han redundado en 3 años de retraso para su lanzamiento. La puesta en órbita de ‘Spainsat’ supone la culminación del programa de comunicaciones gubernamentales seguras, que se inició hace poco más de un año con el lanzamiento del ‘Xtar Eur’, que actúa como reserva redundante por si se da el caso de que ‘Spainsat’ falle. Dicho mal y pronto, por “comunicaciones gubernamentales seguras” no nos estamos refiriendo teléfonos rojos como los de la Guerra Fría, sino al dispositivo de telecomunicaciones de las Fuerzas Armadas Españolas cuando se encuentra de misión en el extranjero. El precio total para poner en marcha esta infraestructura asciende a 415 millones de euros. El despliegue alcanza 2/3 de la superficie terrestre. En la imagen podemos ver las zonas que cubren ‘Spainsat’ y ‘Xtar Eur’ en amarillo y azul respectivamente.
Sin embargo, los satélites españoles con propósitos militares son la minoría (aunque llegado el caso, probablemente cualquier satélite podría ser usado con propósitos militares). A la cabeza de los satélites españoles de telecomunicaciones se encuentran ‘Hispasat 1C’, ‘Hispasat 1D’ y el satélite de telecomunicaciones para las Américas: ‘Amazonas’. Esta flota sustituye a los ‘1A’ y ‘1B’ y busca cubrir el creciente mercado de las telecomunicaciones civiles con perspectivas de al menos una década.
Con todo, los satélites meteorológicos son probablemente los más conocidos por el público en general. En la punta de esta flota se encuentran el archiconocido Meteosat de Segunda Generación (MSG) y el Eumetsat Polar System (EPS). Este último supone una estrecha colaboración con los norteamericanos en lo que a climatología se refiere.
Cobertura de 'Spainsat' y 'Xtar Eur'
lunes, febrero 27, 2006
lunes, febrero 20, 2006
Recuerdos robados
El cúmulo de experiencias vividas por cada uno de nosotros define profundamente nuestra forma de comportarnos. Desde cierto punto de vista, podemos decir que somos lo que recordamos, lo que aprendemos. Todos tenemos una lista de momentos estelares que marcaron o cambiaron nuestras vidas. En esta línea, la llamada “experiencia” no es más que un meticuloso procesado de recuerdos que da como resultado enseñanzas y precauciones para andar por este mundo.
Pero, ¿cuántos de esos recuerdos que hacemos propios son realmente nuestros? Equipos de investigación de Duke University en Durham y la Universidad de Canterbury en Christchurch llevan 5 años publicando trabajos que muestran que hay una cantidad considerable de recuerdos que asumimos como propios, pero que en realidad pertenecen a otros. El tema se nota particularmente en los hermanos gemelos, pero también afecta a hermanos corrientes, parientes o amigos cercanos.
El asunto podría ser simplemente anecdótico, si no fuera porque existen situaciones en las que es importante que tengamos las ideas lo bastante claras (véase, declarando en un juicio). Pero la cosa no queda ahí; los estudios publicados hasta la fecha muestran que, sin maldad por parte del sujeto, los recuerdos parecen organizarse de forma tendenciosa.
Vayamos por partes. En 2001 se publicó un trabajo que extraía conclusiones de las conversaciones tenidas con 20 parejas de hermanos gemelos del mismo sexo. En dichas charlas se destaparon un total de 36 disputas por recuerdos concretos, y sólo 15 de ellas habían sido discutidas con anterioridad por los gemelos involucrados. Las otras 21 salieron a la luz durante esas sesiones para sorpresa de los participantes.
Mercedes Sheen, perteneciente al grupo de investigación de Canterbury, tiene una hermana gemela, y cuenta una experiencia de este tipo: “Mi hermana y yo tenemos una disputa relativa a un primer beso en un campamento de verano cuando teníamos 12 años. El chico en cuestión era el ‘guaperas’ del campamento, y aunque las dos creemos con fuerza que estábamos allí, el suceso (esperamos) lo vivió sólo una de nosotras”.
En otro estudio se entrevistaron a 69 personas cercanas entre sí. Seis de ellos mostraron disputas por recuerdos: la mitad con algún hermano y la otra mitad con algún amigo.
Juntando las disputas por recuerdos de varios estudios, se pudo ver también que en la mayoría de los casos los participantes se atribuyen los recuerdos a sí mismos. Pero también se dieron situaciones en las que ambos reclamaban que el recuerdo en cuestión pertenecía a su hermano o amigo y no a sí mismo. De este estudio se pudo extraer el tendencioso patrón que antes mencioné:
En primer lugar predominan los recuerdos de errores y situaciones de mala suerte antes que los de éxito y valentía. Además se puede apreciar claramente en los resultados que son las mujeres las que más disputas de recuerdos tienen. La razón de esto, según los investigadores es que “las mujeres comparten más recuerdos que los hombres”.
Por otro lado, es más frecuente reclamar para uno mismo los recuerdos buenos (cosa que ocurrió en 17 de los 18 casos), mientras que los malos se resisten a ser reconocidos (28 de 43 malos recuerdos).
En esta misma línea, uno de los últimos trabajos, publicado en 2004, mostraba con más claridad una tendencia a atribuir los éxitos directamente a nosotros mismos, mientras que los errores se debían en general a “causas externas”. También se ponía de manifiesto que los recuerdos negativos suelen ser olvidados con mayor facilidad. El ya conocido mecanismo de defensa de la psique para ayudarnos a sobrellevar las cargas del pasado.
Pero, ¿cuántos de esos recuerdos que hacemos propios son realmente nuestros? Equipos de investigación de Duke University en Durham y la Universidad de Canterbury en Christchurch llevan 5 años publicando trabajos que muestran que hay una cantidad considerable de recuerdos que asumimos como propios, pero que en realidad pertenecen a otros. El tema se nota particularmente en los hermanos gemelos, pero también afecta a hermanos corrientes, parientes o amigos cercanos.
El asunto podría ser simplemente anecdótico, si no fuera porque existen situaciones en las que es importante que tengamos las ideas lo bastante claras (véase, declarando en un juicio). Pero la cosa no queda ahí; los estudios publicados hasta la fecha muestran que, sin maldad por parte del sujeto, los recuerdos parecen organizarse de forma tendenciosa.
Vayamos por partes. En 2001 se publicó un trabajo que extraía conclusiones de las conversaciones tenidas con 20 parejas de hermanos gemelos del mismo sexo. En dichas charlas se destaparon un total de 36 disputas por recuerdos concretos, y sólo 15 de ellas habían sido discutidas con anterioridad por los gemelos involucrados. Las otras 21 salieron a la luz durante esas sesiones para sorpresa de los participantes.
Mercedes Sheen, perteneciente al grupo de investigación de Canterbury, tiene una hermana gemela, y cuenta una experiencia de este tipo: “Mi hermana y yo tenemos una disputa relativa a un primer beso en un campamento de verano cuando teníamos 12 años. El chico en cuestión era el ‘guaperas’ del campamento, y aunque las dos creemos con fuerza que estábamos allí, el suceso (esperamos) lo vivió sólo una de nosotras”.
En otro estudio se entrevistaron a 69 personas cercanas entre sí. Seis de ellos mostraron disputas por recuerdos: la mitad con algún hermano y la otra mitad con algún amigo.
Juntando las disputas por recuerdos de varios estudios, se pudo ver también que en la mayoría de los casos los participantes se atribuyen los recuerdos a sí mismos. Pero también se dieron situaciones en las que ambos reclamaban que el recuerdo en cuestión pertenecía a su hermano o amigo y no a sí mismo. De este estudio se pudo extraer el tendencioso patrón que antes mencioné:
En primer lugar predominan los recuerdos de errores y situaciones de mala suerte antes que los de éxito y valentía. Además se puede apreciar claramente en los resultados que son las mujeres las que más disputas de recuerdos tienen. La razón de esto, según los investigadores es que “las mujeres comparten más recuerdos que los hombres”.
Por otro lado, es más frecuente reclamar para uno mismo los recuerdos buenos (cosa que ocurrió en 17 de los 18 casos), mientras que los malos se resisten a ser reconocidos (28 de 43 malos recuerdos).
En esta misma línea, uno de los últimos trabajos, publicado en 2004, mostraba con más claridad una tendencia a atribuir los éxitos directamente a nosotros mismos, mientras que los errores se debían en general a “causas externas”. También se ponía de manifiesto que los recuerdos negativos suelen ser olvidados con mayor facilidad. El ya conocido mecanismo de defensa de la psique para ayudarnos a sobrellevar las cargas del pasado.
sábado, febrero 04, 2006
El traje satélite
El experimento-noticia de esta semana viene una vez más de manos de la NASA. Y de nuevo nos invitaba a todos los aficionados de las ondas a participar. El nombre del proyecto: SuitSat. La idea viene del equipo ruso liderado Sergey Samburov, responsable de parte de los trabajos y el funcionamiento de la Estación Espacial Internacional.
En este caso se trataba de reutilizar algunos trajes espaciales, como satélites en órbita. El primer traje que han lanzado por la borda es un Orlan ruso. Lo han equipado con 3 baterías, un radiotransmisor y un sensor interno que mide tanto la temperatura del traje como la carga de la batería. Para ahorrar energía, se decidió que el sistema de control de temperatura del traje quedaría desactivado. Este sistema es esencial cuando es un humano el que ocupa el traje, ya que puede salvarle la vida en caso de una fuerte caída de temperaturas.
De vuelta en la Tierra, se hizo la correspondiente publicidad el experimento para que participaran centros educativos y científicos amateurs de todo el mundo. Basta con ser el feliz propietario de una emisora como las de la policía, Radio-Taxi o un "walkie-talkie" para poder recibir la señal emitida por SuitSat. La frecuencia que hay que sintonizar es 145.990 MHZ FM, y listo.
SuitSat emite información digital que sirve para reconstruir una imagen además de una serie de “palabras especiales” en analógico para aquellos que no tienen más que sus oídos pegados al altavoz de la emisora. Cualquier persona que reciba la imagen, o las palabras desde España, puede remitirlas a la siguiente dirección:
F1MOJ - Mr CANDEBAT Christophe
SuitSat Europe QSL Manager 7
Rue Roger Bernard 30470
AIMARGUES FRANCE.
En respuesta, recibirá un certificado con una mención especial por haber logrado captar la señal del traje errante.
El pasado día 3 de Febrero fue la fecha en la que Valery Tokarev y Bill McArthur, actuales inquilinos de la Estación Espacial Internacional, lanzaron el traje en medio de unas largas maniobras para reparar y poner a punto su poco ortodoxo hogar.
Mientras escribo estas líneas, SuitSat lleva 15 horas y 55 minutos en órbita. Su progreso puede ser seguido en la web http://suitsat.org/
Sin embargo las noticias que nos llegan son de una cierta decepción en esta primera intentona. La página web nos muestra informes de radioaficionados de todo el mundo que, simplemente, no reciben nada. “No hay señal”, “No se oye nada”, “Nada en Croacia”, “Nada desde Frankfurt”, dicen los participantes. Unos 5 participantes dicen haber recibido algo. Parece que se ha podido confirmar que en Japón llegó una débil señal. Pero a las 10 horas y media era la misma NASA la que confirmaba que SuitSat se había quedado rápidamente sin baterías. Tal vez se han congelado. Tal vez hubiera merecido la pena dejar activado el control de temperatura del traje. Lo mejor de estos errores es la cantidad de cosas que se aprenden de un golpe.
La página web también hace un seguimiento en tiempo real de SuitSat. Mientras escribo, por ejemplo, está sobrevolando Canadá, y la va a atravesar de lado a lado en unos 10 minutos.
Por si le diera por resucitar, podemos seguir con las emisoras puestas. Estará en órbita unas 6 semanas antes de que tome contacto con la atmósfera terrestre y se desintegre.
La primera experiencia ha sido fallida, pero es una de muchas que están por venir. Y tiene ingredientes que la hacen merecedora de repetirse: barata, reutilizando material, y con gente de todos los rincones de la Tierra como potenciales participantes.
Traje Orlan
En este caso se trataba de reutilizar algunos trajes espaciales, como satélites en órbita. El primer traje que han lanzado por la borda es un Orlan ruso. Lo han equipado con 3 baterías, un radiotransmisor y un sensor interno que mide tanto la temperatura del traje como la carga de la batería. Para ahorrar energía, se decidió que el sistema de control de temperatura del traje quedaría desactivado. Este sistema es esencial cuando es un humano el que ocupa el traje, ya que puede salvarle la vida en caso de una fuerte caída de temperaturas.
De vuelta en la Tierra, se hizo la correspondiente publicidad el experimento para que participaran centros educativos y científicos amateurs de todo el mundo. Basta con ser el feliz propietario de una emisora como las de la policía, Radio-Taxi o un "walkie-talkie" para poder recibir la señal emitida por SuitSat. La frecuencia que hay que sintonizar es 145.990 MHZ FM, y listo.
SuitSat emite información digital que sirve para reconstruir una imagen además de una serie de “palabras especiales” en analógico para aquellos que no tienen más que sus oídos pegados al altavoz de la emisora. Cualquier persona que reciba la imagen, o las palabras desde España, puede remitirlas a la siguiente dirección:
F1MOJ - Mr CANDEBAT Christophe
SuitSat Europe QSL Manager 7
Rue Roger Bernard 30470
AIMARGUES FRANCE.
En respuesta, recibirá un certificado con una mención especial por haber logrado captar la señal del traje errante.
El pasado día 3 de Febrero fue la fecha en la que Valery Tokarev y Bill McArthur, actuales inquilinos de la Estación Espacial Internacional, lanzaron el traje en medio de unas largas maniobras para reparar y poner a punto su poco ortodoxo hogar.
Mientras escribo estas líneas, SuitSat lleva 15 horas y 55 minutos en órbita. Su progreso puede ser seguido en la web http://suitsat.org/
Sin embargo las noticias que nos llegan son de una cierta decepción en esta primera intentona. La página web nos muestra informes de radioaficionados de todo el mundo que, simplemente, no reciben nada. “No hay señal”, “No se oye nada”, “Nada en Croacia”, “Nada desde Frankfurt”, dicen los participantes. Unos 5 participantes dicen haber recibido algo. Parece que se ha podido confirmar que en Japón llegó una débil señal. Pero a las 10 horas y media era la misma NASA la que confirmaba que SuitSat se había quedado rápidamente sin baterías. Tal vez se han congelado. Tal vez hubiera merecido la pena dejar activado el control de temperatura del traje. Lo mejor de estos errores es la cantidad de cosas que se aprenden de un golpe.
La página web también hace un seguimiento en tiempo real de SuitSat. Mientras escribo, por ejemplo, está sobrevolando Canadá, y la va a atravesar de lado a lado en unos 10 minutos.
Por si le diera por resucitar, podemos seguir con las emisoras puestas. Estará en órbita unas 6 semanas antes de que tome contacto con la atmósfera terrestre y se desintegre.
La primera experiencia ha sido fallida, pero es una de muchas que están por venir. Y tiene ingredientes que la hacen merecedora de repetirse: barata, reutilizando material, y con gente de todos los rincones de la Tierra como potenciales participantes.
Traje Orlan
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