La semana pasada fue noticia la sentencia de muerte del telescopio Hubble. Se trata sin duda del telescopio que más ha aportado al conocimiento de nuestro universo desde que por primera vez Galileo apuntara sus lentes a las lunas de Saturno y a las misteriosas manchas de Júpiter. El Hubble lleva ya 15 años en órbita a tan solo 600km de la superficie terrestre. Se lanzó en 1990, y por aquel entonces nadie le daba más de 5 años de vida. Pero para sorpresa de todos, el telescopio resistió más allá de todas las expectativas. La estrategia de la NASA cambió y decidieron que sería más barato reparar el Hubble aumentando su longevidad en otros 10 o 15 años, en lugar de destruirlo y mandar otro telescopio, partiendo una vez más desde cero.
Los planes quedan aparcados cuando el 1 de febrero de 2003 se desintegra el transbordador Columbia con 7 tripulantes a bordo, y la tragedia supone la cancelación de todos los vuelos espaciales. La NASA no ha salido precisamente airosa del informe posterior al accidente, y por eso extrema las precauciones en los futuros viajes tripulados. Asuntos como la reparación del Hubble se van atrasando hasta que en septiembre de 2004, la NASA anuncia la cancelación de todos los servicios y reparaciones del telescopio. Desde ese momento comienzan a surgir entre románticos y economistas una serie de proyectos que prometen una reparación suficiente del Hubble, a costes muy bajos. Dicha puesta a punto no requeriría un viaje tripulado, sino que se plantea enviando un robot que en el momento de la reparación pueda ser manejado desde la Tierra. Otras voces sugieren que ese tipo de misión tiene una alta probabilidad de fracaso. En noviembre de 2004 la NASA se desdice y anuncia un intento de salvar el Hubble. Pero a la vez se extendía el rumor de que la NASA únicamente buscaba el mejor momento para anunciar una cancelación definitiva.
Hace tan solo 2 semanas todavía podíamos encontrar propuestas serias de reparación del telescopio a muy bajo coste. El punto final a este cuento de nunca acabar lo puso el presidente Bush al presentar el pasado 8 de febrero el presupuesto que incluía las asignaciones en materia de investigación espacial. Y no es que se haya quedado corto en dar dinero. Muy al contrario, la NASA percibirá en el periodo fiscal 2005-2006 un 2.4% más que en el periodo anterior. Para el Hubble el dinero está contadísimo, y más del 80% servirá para desviarlo de su actual órbita y dejarlo desintegrarse mientras cae hacia uno de nuestros océanos. Como mucho esperarán a 2008 ó 2009 cuando sus baterías se habrán acabado completamente.
El telescopio Hubble es sin duda una maravilla de su tiempo en lo que a exploración espacial se refiere. En cada una de sus mejoras se le fueron instalando equipos preparados para abarcar una gran parte del espectro luminoso. Primero tenía la cámara para objetos tenues, con la que consiguió unas preciosas imágenes de estrellas como la supergigante roja llamada Betelgeuse. Los sensores de guía fina nos permitieron seguir los astros de forma que no se emborronaran las fotos. Con el espectrógrafo conocimos la composición química de multitud de cuerpos celestes. Con la cámara de frecuencias cercanas al infrarrojo medíamos la temperatura de las estrellas. Con la gran angular se tomaron fotos de nebulosas como la de la imagen… una maravilla. Y finalmente hace dos años se le instaló una cámara sofisticadísima para estudiar el clima en planetas del sistema solar, la manera en que se distribuyen las galaxias, y penetrar todavía más en los confines del universo conocido. Con esta breve enumeración de momentos “estelares” rindo tributo al que probablemente es el telescopio más famoso de nuestro tiempo. Vendrán muchos más y mejores, pero este quedará como padre de todos ellos, cargado del romanticismo de ser el primero en salir ahí fuera para enseñarnos cosas que jamás habríamos imaginado.
La Nebulosa Cono
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