Una disciplina que saca resultados a diario, y que la prensa utiliza casi de forma continua es la estadística. En muchas ocasiones se ha visto desprestigiada, bien por error de uso, o por mala intención de sus usuarios. No siendo en general culpables los estadistas, que trabajan con instrumentos muy elaborados y precisos.
Todavía tenemos recientes los primeros informes de la pasada huelga de grúas, que esta vez, se ha extendido a casi todo el país. A 22 de Enero las empresas de grúas informaban que el 81% de sus trabajadores secundaban la huelga. El mismo día, las aseguradoras decían que el 80% de las llamadas de asegurados tirados en carretera estaban siendo atendidas. Esto sólo es viable de dos maneras: O bien hay tantos operarios de grúas que el 20% cubre el 80% de la necesidad (raro), o bien coincide que la gente tiene últimamente a punto los coches, y no había exceso de demanda de grúas en estos días (menos raro, pero raro). Todo esto es, por supuesto, asumiendo que todo el mundo dice la verdad. Un caso imposible de digerir es el de la huelga general del 20 de Junio de 2002. UGT cifraba la participación en el 94.43%, y CC.OO. en un aplastante 98%. Las patronales en cambio daban cifras en el otro extremo: APCE decía que sólo el 36.5% de sus obreros hicieron huelga, mientras que SEOPAN, por poner un caso límite, reportó un 10% de participación. Ante estos datos sólo cabe preguntarse quién es el que nos toma por tontos. Recomiendo a los que disfruten de estas pesquisas que lean “Cómo mentir con la estadística” de Darrell Huff, para desentrañar los trucos más típicos de este arte.
Salvando las manipulaciones de cifras, hay quienes utilizan las estadísticas para sacar conclusiones falsas o confusas. Un ejemplo muy divertido fue el del Rh negativo de los vascos. Es decir, el predominio de ausencia de la proteína Rh en la sangre de los vascos. El tema saltaba a la prensa en Noviembre de 2000. El portavoz del PNV, Joseba Egibar, parafraseaba a un periodista en una entrevista con Arzalluz diciendo: “y la cuestión a la que usted se refiere, del Rh negativo, esto confirma sólo que este pueblo [el vasco] es antiguo, que tiene sus propias raíces identificables en la prehistoria, como sostienen investigaciones de famosos genetistas”. Genetistas que, por cierto, no tienen nombre ni apellido, porque la comunidad científica los habría criticado muy duramente. El alto porcentaje de Rh negativo de los vascos sólo puede demostrar un alto índice de endogamia dentro de esa comunidad. Es decir, que los vascos se unen principalmente con vascos para tener hijos. Y cuidado, ni siquiera eso está fuera de toda cuestión. La propagación del gen del Rh es un tema mucho más complejo que todo esto, y sin duda está a un nivel de estudio superior que el de un simple porcentaje, o resultado estadístico lineal.
Una estadística bien definida, conoce bien los márgenes que abarcan sus predicciones. Pero todavía existen situaciones muy especiales que tienen mucho que enseñarnos. Un claro ejemplo lo tuvimos en las elecciones del pasado 14 de Marzo. El PP había ido descendiendo en intención de voto a lo largo de la campaña electoral, mientras que el PSOE subía en las encuestas. Todavía se vaticinaba una victoria por mayoría relativa para el PP. Y entonces vino el 11 de Marzo. A partir de ese momento muchas nuevas variables entraron en juego. A mucha gente le pareció importante conocer la autoría de los atentados antes de ir a votar. Nuestra sociedad sufrió una conmoción que sesgó todas las estadísticas. El día de las elecciones preguntaban a un chico en las noticias que a quién iba a votar. El contestaba: “Mi cabeza me dice una cosa, y mi corazón otra”. El PP confiaba en el “voto silencioso” de aquellos que tal vez no dijeron la verdad en las encuestas a pie de urna, o evitaron ser encuestados. El PSOE confiaba en el “voto útil” de aquellos que iban a votar a terceros partidos. El resultado fue que de las tres principales cadenas de televisión, sólo una acertó (más o menos) en sus predicciones. Todavía se sigue estudiando un fenómeno tan excepcional.
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