La palabra "cero" nos viene prestada del italiano (zèro) en el siglo XVII. El italiano lo tomó del latín científico medieval (zephyrum), que a su vez lo tomó del árabe (sifr, "vacío"). Si bien el concepto de cantidad nula nos resulta sencillo e intuitivo a día de hoy, es importante recordar que tal concepto no se extendió lo suficiente por occidente hasta el siglo XVI. Nos siguen en mérito algunos chimpancés de laboratorio, que siendo entrenados, han llegado a dar muestras de que lo entienden. Pero en el logro de entender el cero lo antes posible y sin ayuda alguna, parece que hemos sido desbancados por Alex, un loro gris de 28 años que convive con investigadores de la Universidad Brandeis en Waltham, Massachusetts.
La historia es como sigue: Resulta que Alex llevaba ya tiempo aprendiendo números y colores, y dando resultados excelentes en su aprendizaje. Se le estaba poniendo a prueba con los números del uno al seis; el cero no estaba incluido en la prueba. Los investigadores ponían varios objetos de distintos colores y tamaños (por ejemplo, 1 objeto azul, 3 objetos rojos y 4 verdes) y le preguntaban: "Alex, ¿cual color cuatro?". Esto quería decir que cuál era el color de esos objetos que eran 4 del mismo color. Alex contestaba "verde" sin el menor reparo, y era felizmente premiado por sus entrenadores.
Todo bien, hasta que un día Alex decidió ignorar las preguntas, o peor, empezó a dar respuestas equivocadas adrede. Parece que se divertía mucho viendo las reacciones de frustración de sus cuidadores. Concluyeron que esta reacción venía de que el loro se aburría y ya no valoraba tanto los premios que se le daban por respuestas correctas. Así que tuvieron que pensar en premios más interesantes para Alex, y un par de semanas después éste accedió a seguir jugando a numeritos y colores. Sólo de vez en cuando le venían lapsus, pero no parecían ser muy importantes.
Y no lo fueron hasta que un día le pusieron por delante 2 objetos de un color, 3 de otro y 6 de otro. Y le preguntaron: "Alex, ¿cuál color tres?", a lo que Alex contestó sin demora "Cinco". Le hicieron la pregunta varias veces, y la respuesta fue siempre la misma: "Cinco". Esto no tenía sentido pues se esperaba que la respuesta fuera un color, no un número. Cansados de intentar cambiar su respuesta, le dijeron "OK, Alex, dime: ¿cuál color cinco?". Su respuesta les dejó de una pieza: "Ninguno". En efecto, la respuesta era correcta, pues no había ningún grupo de cinco objetos del mismo color. Así que incorporaron la respuesta "ninguno" a otras pruebas, y Alex siguió utilizando la palabra correctamente. No sólo sorprende que Alex entendiera la ausencia de objetos de un color, sino también que se sacara él solito de la manga la palabra "none" (del inglés, "ninguno").
Los inversigadores de Brandeis concluyen que esa respuesta claramente incoherente pudo ser causada por el deseo de Alex de añadir nuevos retos a las pruebas que se le hacían. En otras palabras, que encima este loro se busca las vueltas para dar a entender que se aburre y que quiere más dificultad en las pruebas.
Lo siguiente que quieren intentar con Alex es que sume y reste con resultados que incluyan el cero. Se busca en este caso saber si Alex comprende las sutiles diferencias que existen entre el concepto de "cero" y el concepto de "ninguno".
Pero venga lo que venga, lo cierto es que ya ha superado todas las expectativas. Nosotros no incorporamos el término "cero" hasta el siglo XVI y esta rara avis lo ha aprendido de Dios sabe donde y ha puesto los medios para mostrarlo. Nos quedamos pues sin referentes en los que anclarnos; bien podría ser lo próximo un tucán resolviendo polinomios.
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