sábado, diciembre 18, 2004

Leyes “inquebrantables”

¿Se podrá alguna vez superar la velocidad de la luz? Pregunta donde las haya. Y como ésta hay muchas otras sobre los límites que al parecer nos impone la naturaleza: ¿Hemos encontrado ya las partículas más pequeñas que existen? ¿Hemos visto por fin los límites de nuestro universo? ¿Seremos alguna vez capaces de burlar la gravedad, o de viajar al pasado? Aunque todas estas preguntas pueden admitir un simple “sí” o “no” por respuesta, se hace muy necesario matizar bien cada cuestión, porque con demasiada frecuencia hay malentendidos muy bien aprovechados por publicaciones de corte científico-sensacionalista.
Es muy popular aseverar que la ciencia no tiene límites. Esta es una afirmación conocida, y que yo acepto, pero añadiría: la ciencia no tiene límites en el sentido de que nunca dejamos de sacar nuevos conocimientos de lo que nos rodea, pero sí tiene límites en el sentido de que no podemos reinventar el mundo. Me explico: a menudo te encuentras con gente que parece abierta de miras por que afirman que todo es posible y todo se conseguirá. “Se superará la velocidad de la luz” dicen. Y también: “No hay límites, todas las barreras caerán”. Este tipo de discursos pueden ser emocionantes, pero están muy alejados de la sencilla manera de proceder en ciencias.
Con esto no pretendo ser abanderado de la razón científica. Simplemente digo que el progreso científico va por caminos muy diferentes. La manera prudente de contestar por ejemplo a si la velocidad de la luz será rebasada es algo así: Miren ustedes, lo que hemos podido ver hasta hoy, es que es imposible, pero de mañana no sabemos nada. Aunque me atrevería a afirmar en base a todo este tiempo de observación, que casi seguro mañana todas las leyes de la naturaleza serán las mismas que hoy.
Un ejemplo más sencillo: ¿Alguien duda de que mañana saldrá el sol? Es una ley, porque viene saliendo todos los días. Sería muy llamativo reinventarse el asunto y decir que dentro de pocos días no saldrá.
Algunos contestan, por ejemplo: ¿Y no decían en el siglo XIX que era imposible volar? Bueno, en efecto, hubo gente que no lo vio posible. Pero lo que nunca hubo es una ley que dijera rotundamente: “Es imposible volar”. Así, al comenzar el mundo de la aviación, se demostró lo contrario. Pero ninguna ley fue derribada.
Los más informados podrían responder: ¿Y no superó la mecánica de Einstein a la de Newton? ¿No superó la teoría cuántica de la materia a la clásica? ¿No superó la geometría de Riemann a la de Euclides? Pues no señores, no. En ninguno de esos casos fueron derribadas las leyes antiguas. Antes bien, fueron mejoradas y ampliadas, lo que supone un reforzamiento intrínseco de las mismas. A saber, la NASA mandó gente a la luna sirviéndose de la “anticuada” mecánica de Newton, porque no les hace falta tanta precisión como la que ofrece la relatividad de Einstein.
Para enamorarse de la ciencia no es necesario un espectáculo de fuegos artificiales y grandes fenómenos. Basta con dar testimonio sencillo y claro de lo que vemos cada día, y la naturaleza se encargará de sorprendernos con lo que menos nos esperamos. Y por si fuera poco, nos irá dejando por el camino todos esos conocimientos para hacer tostadoras, coches, teléfonos… y en fin, miles de regalos del saber, que hoy disfrutamos. Así de fascinante y sencillo es este universo, con sus leyes “inquebrantables”.

Ya que la cosa va de preguntas, aprovecho para animar a cualquier lector que tenga preguntas o alguna curiosidad sobre ciencias a que nos las mande a la redacción o al correo electrónico de esta sección.


Los comienzos de la aviación

sábado, diciembre 11, 2004

La caverna de las partículas

A finales del pasado septiembre se celebró el 50 aniversario del laboratorio de partículas más importante del mundo: El CERN. El complejo está instalado a lo largo de un túnel circular subterráneo de 27km de longitud que se encuentra a ambos lados de la frontera entre Francia y Suiza. Para celebrar esta ocasión colocaron luces a ras de suelo que alumbraban el trayecto del enorme túnel durante la noche. Toda una imagen de postal.
En distintos puntos de la circunferencia se han ido instalando varios aceleradores, cada vez más avanzados conforme refinábamos la tecnología. Estos aceleradores lanzan partículas subatómicas por el túnel a velocidades próximas a las de la luz. Gigantescos imanes van guiando a las partículas por el trayecto circular. Finalmente, las partículas chocan con otras partículas en el lugar en el que (con toda la intención) se han instalado detectores para ver qué clase de destrozos microscópicos ha provocado la colisión. Como jugar a las canicas, pero dentro de un enorme tubo.
Para conseguir energías superiores, en vez de desmontar el complejo con cada mejora, lo que han ido haciendo es que cada acelerador “antiguo” siga contribuyendo en lo que pueda para lanzar las partículas, en una especie de acción conjunta. Y claro, cada vez que se alcanzan nuevos niveles de colisión, se hace necesaria también la construcción de nuevos detectores más precisos para la medición de lo que ocurre en la colisión. El último acelerador, que se encuentra actualmente en construcción, se llama LHC. Se trata de un “edificio” de 7000 toneladas de acero y tecnología, que va recibiendo sus componentes de distintas partes del mundo. Su construcción requiere del uso de pesadas grúas instaladas en la enorme caverna en la que se está levantando.
Y para la detección de partículas a este nivel, en otro lugar del trayecto, se ha cavado una verdadera catedral subterránea en la que se está instalado el detector Atlas, que lleva en construcción desde mediados de 2003. Además del Atlas, el LHC cuenta con otros 4 detectores de colisiones de altas energías. Cada detector parte de ideas diferentes de diseño, y la utilización complementaria de los mismos permite aprovechar las ventajas particulares que cada uno de ellos tiene.
El LHC se está preparando para ser capaz de lanzar 2800 grupos separados de cien mil millones de partículas cada uno. Y además para hacerlo a la vez a favor y en contra de las agujas del reloj, de forma que las partículas se encuentren en otro punto de la circunferencia y se crucen. De todas esas partículas lanzadas, se estima que por lo menos 20 van a colisionar con las que van en sentido contrario, y la cosa estará entonces en estudiar qué es lo que sale de esas colisiones. Matizando el ejemplo de las canicas, es como lanzar con los ojos vendados millones de canicas que van hacia una zona donde también hay millones, y ver cuántas golpean a otras, y qué les pasa. Las aplicaciones de conocer la materia a este nivel nos sirven tanto en la tecnología cotidiana, como en la explicación de lo que vemos más allá de la Tierra.
El CERN es a estas alturas la capital indiscutible del estudio de la física de partículas. Es por tanto un orgullo para Europa, que en la mayoría de las cosas punteras necesita marcharse a Estados Unidos para tomar contacto con lo último. En este caso la historia sucede al revés, y son ellos los que vienen. España participa aportando el 7.5% del presupuesto anual, que equivale a 47.5 millones de euros. Y tenemos presencia allí, a pesar de que ésta no haya sido una de las disciplinas más destacadas de nuestro país.


Instalaciones del CERN

viernes, diciembre 03, 2004

Repartiéndonos el aire

Por fin pasamos a la acción. El año 2005 se presenta como el primer año en el que los gobiernos que han suscrito el Protocolo de Kioto, comienzan sus compromisos de protección de la atmósfera de forma conjunta y coordinada. España, al igual que cada país de la Unión, tiene su plan personalizado aprobado desde octubre del año pasado. En el marco del Plan Nacional de Asignaciones nos repartimos, entre otras cosas, el aire. Y además lo hacemos tratando de que permanezcan estables otras variables como son el empleo, la competitividad nacional e internacional, o la demanda energética. Estas cosas nunca se hacen a gusto de todos, pero la cosa es que por primera vez se hace a gusto de nuestro medio ambiente, mandado por nuestro gobierno, y conjuntamente con una gran cantidad de países.
Lo primero que llama la atención de este plan de asignaciones es que no están hechas las asignaciones (a nivel específico). Y hay razones para ello. Desde la aprobación de la directiva en la Eurocámara se ha iniciado un proceso de selección de industrias que potencialmente puedan reducir su producción con costes mínimos. Estos costes incluyen las pérdidas por la reducción del mercado que abarquen estas industrias, así como el desmantelamiento de las instalaciones competentes. Comienza así un dialogo con las empresas responsables de la emisión de CO2, para que a medio plazo se reduzcan las emisiones en conjunto, y además se acuerden las ayudas a las más perjudicadas.
La directiva incluye a una serie de sectores de la industria para los que la asignación es específica y no se verá reducida. Este conjunto tendrá autorización para emitir el 40,5% del total de las emisiones en territorio nacional. Esto es equivalente a 126,25 millones de toneladas de CO2. Si es poco o mucho, queda a la discreción del lector.
El resto de sectores, y en especial el energético y el industrial, deberán reducir sus emisiones en 50 millones de toneladas de CO2 en el periodo comprendido entre 2005, y 2007. Así, se reservan 94 millones de toneladas para el sector energético, y 71 millones para el industrial. Sólo quedará una pequeña porción de 3 millones de toneladas de CO2 que se permitirá que emitan las industrias que comiencen su andadura durante esos tres años. Esta es pues la razón de que el reparto se vaya haciendo en función de las solicitudes que vayan apareciendo, y la evaluación de la importancia del sector al que éstas corresponden.
A pesar de medidas tan fuertes, el periodo 2005-2007 es sólo el rodaje de una segunda etapa mucho más importante y definitiva en lo que a conservación de nuestra atmósfera se refiere. Los detalles de esta segunda etapa siguen estando sobre las mesas de los congresos, y se espera que estén lo bastante elaborados para el año 2006. La intención de fondo es que en 2012, las emisiones de CO2 de todos los países suscritos estén un 24% por debajo de las emisiones que teníamos en el año 1990.
Nos repartimos el aire, para tener aunque sea poluciones comparables a las de los años 80. El más difícil todavía es que competimos con potencias económicas que no han firmado en Kioto, y que parecen tener intención de seguir aumentando sus emisiones. Cualquier cosa que consigamos de todo esto será un verdadero logro.


Repartiéndonos el aire

lunes, noviembre 29, 2004

Almacenamiento de residuos radiactivos: Medioambiente, miedos y necesidad.

Por el tipo de país que somos, y por casi no tener otro camino, hemos llegado a depender del la energía nuclear para más de la tercera parte de la demanda energética nacional. Ahora que la UE se ha ampliado a 25 países, dos regulaciones empujan el futuro de esta fuente de energía en direcciones opuestas. Por un lado, se nos limita considerablemente el derecho de emisión de CO2. Esto implica que debemos reducir las emisiones de las centrales térmicas, fuel y carbón. La energía nuclear no conlleva estas emisiones, así que su uso resuelve en parte el problema de reducirlas. En dirección contraria tenemos la presión por desmantelar cuantas más centrales nucleares, mejor. Haciendo un esfuerzo titánico por cumplir ambos requisitos, la UE pretende reducir a la mitad la dependencia energética de las centrales nucleares. En España se espera que el cambio sea notable.
Pero dejando a un lado la idoneidad de las centrales nucleares, quería hablar brevemente sobre el tratamiento y almacenamiento de residuos que inevitablemente generan. Los residuos de media y baja actividad que salen de las 11 instalaciones que tenemos en la España peninsular van a parar al centro de tratamiento “El Cabril”, que se encuentra al noroeste de la provincia de Córdoba, en plena Sierra Morena, y dentro del término municipal de Hornachuelos. Este complejo recibe al año, unos 2000 metros cúbicos de residuos que almacenan en bidones. Éstos a su vez se acumulan en grandes contenedores de hormigón llamados unidades de almacenamiento. En cada unidad de almacenamiento caben 18 bidones de 220 litros cada uno. Finalmente, las unidades se entierran en unas enormes naves llamadas celdas de almacenamiento, en las que caben 320 unidades. La mayor dificultad no radica en proteger al exterior de las radiaciones que los residuos puedan emitir. Muy al contrario, el mayor esfuerzo está en proteger a los residuos de filtraciones del exterior al interior, como por ejemplo el agua de lluvia.
Hasta la fecha sólo se ha registrado una pequeña filtración en una de las celdas de almacenamiento. Esto es un incidente de una importancia mínima si se compara con el número de filtraciones permitidas dentro del margen de seguridad de la central. Es decir, que la central está funcionando mucho mejor de lo que se le exige. De todas formas, la noticia de la filtración bastó para que de nuevo saltaran las alarmas y la polémica.
Las poblaciones de Hornachuelos, Fuente Obejuna y Peñarrolla-Pueblonuevo reciben compensaciones económicas a cambio del éxodo de habitantes que sufren, y de la revalorización a la baja de sus términos municipales. La cuestión puede ser cuánto hay de psicológico y cuánto de contrastable en el miedo a la central de residuos. El dinero aplaca en gran medida las quejas, pero mejor sería que “El Cabril” tuviera aceptación general y con fundamento, ya además es candidato a empezar a recibir residuos de alta actividad que fueron generados en España, y que de momento nos guardan los franceses.
La historia al final es la misma que con las centrales nucleares. Si las cosas se hacen bien, no hay peligro real de desastre nuclear, ni de contaminación excesiva. Y con los residuos poco a poco iremos sabiendo qué hacer, además de enterrarlos. Para cuando sepamos tratarlos, “El Cabril” tiene dispuestos los medios para sacarlos de sus tumbas.
¿De quién nos podemos fiar en todo esto? No lo sé. Me acojo a la ventaja que supone escribir en un periódico independiente que no recibe subvenciones de ningún grupo ideológico. Este es sin duda un foro ideal para las cosas claras. Aunque esta es sólo una opinión más sobre el tema nuclear. El debate, sin embargo, es de todos.


Almacenamiento de residuos.

domingo, noviembre 21, 2004

Antenas y teléfonos móviles, ¿peligro para la salud?

Quién nos iba a decir hace sólo diez años que hoy la mitad de los españoles andarían de aquí para allá con sus propios teléfonos, y que además serían como pequeños ordenadores capaces de manejar y compartir todo tipo de información. Ahora se nos echa encima… ¿cuál generación? La tercera o la cuarta, ya perdí la cuenta. Y en televisión vemos anuncios de gente peinándose antes de coger el teléfono. Cuesta imaginar qué vendrá después de la “telellamada”. Estos aparatitos se estropean al mismo ritmo que salen nuevos con más medios para organizar tu vida. Ahora se dice que no podemos vivir sin ellos, aunque siempre es bueno recordar que no nos iba mal antes de que llegaran. Pero por otro lado, ¿cuántas vidas han salvado ya los teléfonos móviles? ¿Y cuantas emergencias se atendieron a tiempo? Y sólo por la tranquilidad, ¿cuántos llamamos a Madrid el pasado 11 de Marzo para saber si los nuestros estaban bien?
La simple transmisión de voz en un entorno lleno de antenas receptoras, requiere un ancho de banda pequeño, y del mismo modo una potencia que no es excesiva. Pero conforme aumenta la calidad de los servicios de telefonía móvil, también aumenta el ancho de banda necesario para transmitir. Y más ancho de banda nos lleva a potencias de emisión que ya no son tan despreciables. ¿Son estas emisiones dañinas? ¿Qué sabemos a estas alturas? Vamos pues a tratar dos temas bien diferenciados: emisión de antenas y emisión de teléfonos móviles.
Las denuncias de asociaciones de vecinos y colegios por la cercanía de antenas de telefonía móvil, surgieron al poco de instalarlas. Un dato interesante es que ya no se oyen tan a menudo. En un espacio tan limitado, poco puedo explicarme, pero os dejo las ideas más importantes. En primer lugar, ¿se conoce cuál es la energía de emisión electromagnética necesaria para dañar células vivas? Sí, se conoce en general. ¿Y las antenas emiten por encima de esa energía? No, ni mucho menos. Además, las antenas son especialmente poco dañinas por que las ondas que emiten son evanescentes. Es decir, que pierden muy rápidamente potencia con la distancia. Pero dejando el argumento físico a un lado, hay algo mucho más contundente a favor de la inocuidad de las antenas: En un colegio se dan 4 casos de leucemia. Inmediatamente miran a los tejados para culpar a la antena del vecindario. Si eso fuera coherente, por culpa de la antena de mi barrio, habría más casos. Y lo mismo ocurriría junto a las antenas de todas nuestras ciudades. Y no sucede. Así, desde el punto de vista estadístico nos sobran razones para no culpar a las antenas de ningún problema de salud. Al menos de momento.
Los teléfonos móviles son otro cantar. Nunca antes en la historia habíamos estado con un emisor de potencia media tan pegado al cuerpo. Hay estudios que dicen que los móviles nos calientan el cerebro si los usamos mucho. De acuerdo, pero lo que no dicen algunos periodistas es que, por ejemplo, practicar ciertos deportes lo calientan todavía más. En cualquier caso el tema no está 100% claro. Yo como seguridad me busco por lo menos uno de esos enganches para llevarlo en la cintura. De nuevo, son ondas evanescentes, y la diferencia entre llevarlos en el bolsillo (a centímetros de los genitales) o en la cintura (a decímetros) puede ser significativa. Es justo admitir que necesitamos más tiempo para saber si de verdad nos hacen daño. Todo se andará.


Teléfono móvil

domingo, noviembre 14, 2004

La huidiza Selene

Así es como la llamaban los griegos: Selene. Los romanos la llamaron Luna, y ese nombre adoptamos nosotros. La Luna es el objeto astronómico más inmediato, y está tan cargado de información y leyendas, que siguen corriendo ríos de tinta sobre ella. Hay quien defiende que tiene una influencia más allá de la gravitatoria, y que cambia el carácter de la gente, aumentándose la criminalidad en las noches de Luna llena. Se dice también que en Luna llena se llenan las maternidades de partos inminentes. De ser cierto, no dispondríamos de una explicación razonable para ello. Los partes criminales en las comisarías no indican en absoluto esta tendencia, y tampoco lo hacen las altas en maternidad. En cambio sí se puede apreciar cómo los fines de semana, y las estaciones del año afectan considerablemente a la criminalidad, y los nacimientos. Las informaciones provenientes de policías, médicos o enfermeros a este respecto podrían ser subjetivas. Una mirada a los partes siempre será más reveladora.
En otro orden de cosas, quería contar alguna curiosidad astronómica de nuestro satélite. De la Luna sabemos mucho y poco según qué se pregunte. Por ejemplo, de su origen solo tenemos un montón de teorías. Una bastante plausible es que un meteorito del tamaño de Europa, golpeó la Tierra, cuando en su juventud era una bola de magma, y le arrancó una buena porción que tras mucho orbitar en trozos fue reuniéndose y solidificándose en la actual Luna. Estamos muy lejos de poder comprobar algo así.
Sí sabemos, por ejemplo, porqué siempre vemos las misma cara de la luna. Con toda probabilidad, la luna antes giraba mucho más rápido que ahora. Puede parecer difícil de entender, pero han sido las mareas de los océanos de la tierra las que la han ido frenando. A cambio, nuestros océanos se calientan un poquito, y la rotación de la tierra decrece igualmente. A su vez la tierra genera mareas en el Sol, y ve su velocidad de rotación reducida. Esta reducción implica que cada 100 años, los días serán 2 milésimas de segundo más largos, hasta que acabemos dando siempre la misma cara de la Tierra al Sol (no estaremos aquí para contarlo). Todas las lunas del sistema solar han frenado hasta dar siempre la misma cara a sus respectivos planetas. Bueno, todas excepto una. El satélite Hiperión, con forma de patata, orbita alrededor de Saturno con un comportamiento aparentemente impredecible, que necesita de la teoría del caos para explicarse adecuadamente.
Volviendo a nuestra Selene, todo este intercambio de energía está haciendo que además la Luna se vaya alejando de nosotros poco a poco. Lo intuitivo sería que si pierde energía, empiece a caer sobre la Tierra; pues no, ocurre justo lo contrario. Actualmente nos separan de la Luna unos 384000Km. Y cada año se aleja 3.8cm. Tenemos tiempo de sobra antes de perderla del todo. De nuevo, cuando escape del campo de influencia de la Tierra no estaremos aquí para contarlo, porque no sólo se acabarán las mareas, si no que la tierra comenzará a precesar caóticamente. Esto quiere decir que el eje de rotación de la tierra cambiará bruscamente colocando los polos a la altura del ecuador, y de vuelta a los polos, en cuestión de meses. El desastre climático sería tal, que se duda que la Tierra pudiera seguir siendo habitable.
La presencia de Selene es por tanto una de las muchas razones por las que se ha producido el milagro de la vida en la Tierra. Si no tenían motivos para amarla, aquí tienen uno bueno.


La huidiza Selene

lunes, noviembre 01, 2004

Los intocables

¿Cuánto tiempo necesita un país promedio para desarrollar armas nucleares? No hay un tiempo específico para esto. Son muchos los factores que influyen. En realidad se han hecho cosas mucho más complicadas que una bomba atómica. El total de países firmantes del Tratado de No Proliferación es 188. En este tratado se mencionan 5 países con derecho a poseer armas nucleares. No es casualidad que estos cinco países sean los mismos que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. Por otra parte actualmente hay 3 países que públicamente admiten tener armas nucleares, fuera del tratado: India, Pakistán e Israel (este último como un secreto a voces). Estos 8 forman el terrible club de los países intocables. Ni que decir tiene que poseer armamento nuclear es la mejor forma de disuadir un posible ataque extranjero. Hay además una pequeña lista de candidatos a tener estas armas, y una lista mucho más larga de países que una vez las tuvieron.
Veamos algún ejemplo especialmente significativo de cómo lo consiguieron algunos de estos países y cuánto tardaron:
-Estados Unidos: Desde que Einstein escribiera una carta a Roosevelt hablando de la posibilidad de hacer la bomba, hasta la primera bomba completada y probada en el desierto de Nuevo Méjico pasaron 6 años de investigación. Durante ese periodo casi la totalidad de los componentes fueron conseguidos en territorio norteamericano, aunque es importante recalcar que el uranio necesario se obtuvo de minas canadienses. Enriquecer el uranio fue un proceso lento y de constante prueba y error. Más lento y delicado fue precisar la cantidad de uranio necesaria para obtener la masa crítica sin que los laboratorios de Los Álamos reventaran. Mucha investigación, bastantes ayudas y poco espionaje. A fecha de hoy reconoce tener 12000 armas nucleares de distintos tipos almacenadas.
-Rusia: Al igual que otros países de Europa, se sirvió principalmente de espionaje, e investigación intensiva. La materia prima y la tecnología la tenían mayormente en casa. Y en efecto, no perdieron el tiempo. Gracias al sacrificio de un servicio secreto excepcional, estaban listos para la primera prueba en 1949. Hoy dicen tener 19000 armas nucleares, de las cuales unas 8500 son operativas.
-India: Uno de los “fuera de la ley” inició su programa nuclear con minería de uranio en 1948, y cinco años después, ayudándose del programa “Átomos para la paz” de Eisenhower. Estados Unidos le proporcionó las técnicas de manipulación de uranio. Canadá le dio la infraestructura para centrales de fisión (con fines, en principio, pacíficos). Tardaron, pero lo consiguieron. En 1974 ponen en marcha el Proyecto Buda Sonriente, en el que hacen lo que llamaron “una explosión nuclear pacífica” de 12 kilotones. En esta línea de actos por la paz, hoy disponen de entre 60 y 90 bombas totalmente operativas.
-Pakistán: Deciden desarrollar su programa tras su tercer conflicto bélico con India en 1972. Canadá y Estados Unidos, a tiempo de cometer el mismo error que con India, cierran el grifo de ayudas al desarrollo nuclear para Pakistán en 1976. El gran amigo de Pakistán fue China, que no sólo le facilitó el diseño completo de la bomba, sino que junto con Alemania, proveyó de expertos en metalurgia para enriquecer el uranio con técnicas más avanzadas, y sirviéndose de instalaciones centrifugadoras y carísimas válvulas de vacío. Hoy tienen entre 25 y 50 bombas.

Así pues, ¿cuánto se tarda? En el mejor de los casos, con mucha ayuda extranjera, más bien poco. El récord está en 4 años. Gracias a Dios, el caso inverso también se aplica: sin ayuda de fuera no ha habido ningún país capaz de lograrlo. Esto, añadido a la constante vigilancia a la que estamos todos sometidos, ha hecho que no acabemos todos armados hasta los dientes.

Explosión de 61kt llevada a cabo el 4 de Junio de 1953 en el centro de pruebas nucleares de Nevada.

domingo, octubre 24, 2004

ITER o la oportunidad perdida

“Pronto, no sabemos exactamente cuándo, pero será pronto”. Esta era la cantinela habitual de los grupos de investigación de radiofísica y plasmas en los años 60, refiriéndose a que pronto podríamos conseguir la fusión rentable; la fusión fría. Estamos a 2004, y ya la palabra “pronto” no se usa tan alegremente. Han surgido demasiadas complicaciones como para no esperar más a partir de aquí. Los más optimistas dicen que para antes de mediados de este siglo.
La fusión fría es actualmente el intento más serio de obtención de energía con un combustible casi ilimitado. No se lleven a engaño, que no se trata de ningún tipo de móvil perpetuo. Simplificando, 2 ingredientes son necesarios para obtener energía de una reacción de fusión. Uno de ellos se puede encontrar en escasas, pero suficientes proporciones en nuestros océanos. El segundo se puede obtener artificialmente a partir de litio, y litio tenemos de sobra.
ITER, que del latín significa “el camino”, es el proyecto que se han marcado China, Europa, Japón, Corea, Rusia y Estados Unidos para construir el reactor de fusión en cuestión. Se espera que empiece a estar operativo a principio de los años 30. Como si de unas olimpiadas se tratara, 4 de los países participantes ofrecieron ciudades como candidatas a albergar este complejo armatoste: Clarington en Canadá, Rokkasho-Mura en Japón, Cadarache en Francia y Vandellós en España. Todas ellas son ciudades con historia de décadas en lo que a fisión y albergue de residuos se refiere. Todas salvo la candidatura francesa tienen el mar junto al complejo industrial, y este es un requisito de vital importancia.
A principios de 2003 Vandellós parecía favorita tanto por su idoneidad de condiciones, como por el apoyo que tenía España a nivel político. Pudiera ser esta una de las monedas de cambio que nuestro ex-presidente usara por haber apoyado la guerra de Irak (mera especulación). Pero entonces se precipitan los acontecimientos. En octubre de 2003, Canadá, un país que ha contribuido con enormes cantidades al desarrollo nuclear de países en los confines del mundo, retira su candidatura “por razones presupuestarias”. Dejan así una oportunidad que puede ser histórica y muy relevante para el país pionero. ¿Cómo no extrañarse ante esto?
Por su parte, Europa tiene peso en el proyecto siempre que los países de la Unión actúen conjuntamente. Así que en noviembre de 2003 se reúnen los ministros de Ciencia y Tecnología, para votar una candidatura única: Francia o España. El gobierno español ofrece incluso duplicar su ya engordada inversión en el proyecto, con tal de ser sede. Pero Francia tiene más amigos en estos temas, y no tenemos nada que hacer. Vandellós queda eliminada.
Nos quedan así solo Francia y Japón como candidatas. Por navidades de 2003, se reúnen todos los países participantes en Washington D.C. para elegir el candidato definitivo, y la cosa queda en tablas. Esto es así hasta el punto de que es imposible tomar la decisión entonces, y de hecho sigue en el aire a fecha de hoy.
Viendo el presidente Bush frustrada la posibilidad de apoyar a su amigo el profesor de Georgetown, y lejos de querer favorecer a Francia (por razones igualmente conocidas), ya anunció desde enero de este mismo año que su apoyo iba para la candidatura de Japón, que además muchos reconocemos como mejor que Francia por varias razones.
En esta línea de acontecimientos, vemos que se nos va el ITER. Tan cerca que parecía estar, y tan lejos que parece acabará. El tiempo dará cuentas de la magnitud de esta oportunidad, ya bien perdida.


Lugar propuesto para el reactor ITER en Vandellós (Tarragona)

Agujeros negros: Últimas noticias

Lejos de empezar por misteriosos boquetes cósmicos, o portales a universos paralelos, lo primero que se debe decir al explicar un agujero negro es que se trata de un objeto con una enorme cantidad de masa concentrada en una zona mínima. Básicamente, un objeto extremadamente denso. Así, para que la Tierra tuviera la calificación de agujero negro sería necesario que toda su masa quedara condensada en el tamaño de un guisante. El sol, por su parte, debería caber dentro de un balón de fútbol. La forma de llegar a una situación tan límite viene ocurriendo en el colapso de las estrellas cuando la masa y la energía de éstas son las apropiadas. Son negros, como su nombre indica, porque la luz no escapa a su atracción gravitatoria, y por tanto no podemos verlos.
Pero en lugar de hablar de generalidades, un caso recientemente observado puede darnos una idea más gráfica del tema. Nuestro objeto en cuestión se llama Sagitarius A* (SgtA*), y se encuentra en el centro de nuestra galaxia. Lleva vigilado por el satélite Chandra de la NASA desde el verano de 1999. Chandra está preparado para detectar rayos X, que no podemos ver desde tierra porque la atmósfera los filtra. Sin embargo, la sorpresa no vino hasta febrero de 2002, cuando una estrella cercana a SgtA*, que llamamos S2, empezó a acelerar violentamente dibujando una órbita con forma de elipse alrededor de SgtA*. Algo parecido a la tierra girando alrededor del sol a gran velocidad, pero sin que se vea el sol. Una estrella orbitando alrededor de una zona negra.
S2 recorrió entre marzo y julio de 2002 una distancia equivalente a 3 sistemas solares como el nuestro, es decir, unos dos millones de kilómetros por hora. Gracias a conocer su velocidad, y el dibujo de su trayectoria, hemos podido calcular que el objeto SgtA* tiene una masa de 2,7 millones de veces la masa del sol. Todo esto hace que podamos suponer que SgtA* pertenece a la categoría de agujeros negros supermasificados.
Pero la cosa no quedó aquí. A finales del verano de 2002, SgtA* comenzó a emitir luz en frecuencia infrarroja. Como esta frecuencia atraviesa bien la atmósfera, pudimos usar el VLT (Very Large Telescope) de la ESO (European Southern Observatory) en Chile para registrarlo. ¿Pero no era un agujero negro? ¿Cómo es que emite luz en frecuencia infrarroja? Bien, no es SgtA* el que emite, sino polvo estelar arrancado de la estrella S2 durante los 3 meses anteriores. Conforme el polvo se acerca al agujero negro, se calienta, y emite luz infrarroja. Mientras no se acerque demasiado a SgtA*, la luz consigue escapar, y llega hasta nosotros delatando el lugar del desastre. Además, no sólo pudimos ver la caída, sino que además vimos al polvo estelar girando en espiral conforme caía, del mismo modo que el agua cuando se va por el desagüe. Estas rotaciones son tan tremendamente violentas, que pueden alcanzar la décima parte de la velocidad de la luz sirviéndonos de laboratorio para poner a prueba la relatividad de Einstein. Las conclusiones son increíbles: esos 2,7 millones de soles se han podido meter en el espacio en el que cabrían sólo mil soles, o incluso menos.
Esto convierte a SgtA* en uno de los agujeros negros más grandes que hemos registrado. Más impresiona pensar que para ver este espectáculo no ha hecho falta ir a ninguna lejana galaxia, sino que lo tenemos aquí, en nuestra familiar Vía Láctea. ¿Qué nos quedará por ver fuera de casa?


Emisión infrarroja en el entorno del objeto SgtA*